dijous, 8 de juliol del 2010

Llibreta de notes

Carrer de Damasc (Síria). Foto RBE 2009

II


“Me resultaba extraño caminar por las calles de la ciudad sin los gritos de los soldados, sin el sonido de las balas. En pocos días, la ciudad cambiaría por completo de cara, todo el mundo tenía ganas de pasar página, de olvidar los ciento cincuenta mil muertos para nada. Los francotiradores, los que pegaban tiros, los asesinos, se fundieron en un abrir y cerrar de ojos con la muchedumbre. Un ejército de asesinos volatizado por un golpe de varita mágica que se llama amnesia. La guerra había provocado más de trescientos mil heridos, pero en la calle no se veía ni un tullido. La sociedad libanesa se avergonzaba de sus minusválidos, los había escondido o borrado como las faltas de ortografía. Todo mundo pasó página rápidamente, sin leerla. Los libaneses se quitaron de encima la historia de la guerra como si de un cadáver se tratara.”


De la brutal novel•la titulada. “El día que Nina Simona dejó de cantar”
(Darina al-Joundi/Mohamed Kacimi)

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