dimarts, 8 d’octubre del 2013

Rebelión verde en las Islas Baleares

Un article que va publicar Sin Permiso el 22/09/13


Introducción
Este archipiélago mediterráneo formado por cuatro islas y habitadas por más de un millón de habitantes, hizo en un tiempo muy breve una triple transformación radical: de una sociedad poco industrializada y con un peso importante del sector primario -con lo que ello repercute en la composición de clases sociales, el imaginario cultural y la percepción social de posibilidades de cambio- se pasó a una fuerte presencia de la industria turística y, en casi un suspiro, se convirtió en uno de los territorios insulares más turistizados del mundo. Desde los años 60 del siglo pasado el turismo se ha convertido en el único dios capaz de garantizarnos, en el marco de la globalización neocapitalista, la “prosperidad neoliberal”. Para hacer este camino se han vivido varios booms inmobiliarios, varias locuras constructoras y mucha, mucha especulación.

Los costes sociales, ambientales y culturales de este peculiar proceso de integración en la mundialización de las desigualdades y la iniquidad social y ecológica han sido de grandes proporciones. Entre estos costes cabe citar el fracaso y  abandono temprano del sistema escolar que, durante décadas,  ha provocado un modelo de crecimiento intensivo en mano de obra no cualificada basado en el turismo de sol y playa y en la construcción residencial. Muchos chicos y chicas, abandonaban los estudios, para ganar un sueldo rápido y acceder cuanto antes a una autonomía económica y ser víctima de la propaganda consumista. Según los últimos datos oficiales disponibles, el 1,8% de la población de Baleares de 16 y más años es población sin estudios, el 20,5% tiene un nivel educativo de primaria, el 57,1% de secundaria y el 20,6% tiene una formación de grado superior.
Cierto es que este proceso de cambio no ha estado exento de resistencias, luchas populares de grandes magnitudes en defensa de la protección del territorio, de los derechos sociales e, incluso, de la cultura y la lengua propias. Probablemente, Mallorca figure en una destacada posición en el ranquin por el numero movilizaciones masivas para salvar de la depredación un sin fin de lugares y topónimos. Seguro que la lucha por la preservación de espacios naturales de gran valor ecológico y en contra de unas autopistas absolutamente demenciales en Ibiza figura en la historia de las movilizaciones ecologistas e identitarias. Menorca celebra su veinte aniversario de Reserva de la Biosfera en estado de alarma por las agresiones territoriales que, al parecer, se están preparando. Y en Formentera, aunque se conservan ciertos aspectos del paraíso que King Crimson inmortalizaron en la canción “Formentera Lady” del disco Islands de los años setenta, la posidonia sufre gravemente la masificación de yates de súper lujo y las amenazas de la nueva ley de Costas.

Es cierto que la lucha por la justicia social -salvo convocatorias sindicales episódicas y de ámbito estatal- languidece de forma directamente proporcional al aumento de la precariedad laboral, la cohorte de trabajadores pobres y los beneficios empresariales… y, sin embargo, en Baleares el 15-M ha dejado su impronta y las PAH (Plataformas de Afectados por la Hipoteca) son una referencia de combatividad y dignidad, y ha surgido, con un vigoroso impulso y dinamismo, un movimiento en defensa de la educación pública que durante el curso escolar pasado ha teñido de verde las calles y los centros educativos. Un verde de las camisetas con las que se protagonizan las acciones reivindicativas y que surge de una plataforma asamblearia llamada CRIDA, cuyo lema “L'Embut” simboliza el embudo desde el que nos quieren hacer tragar sus recortes. Incluso en Mallorca se ha generado un dinámico movimiento ciudadano en apoyo a la Orquesta Sinfónica de las Islas Baleares que, barrio a barrio y al grito de “Sí a la Cultura”, pretende salvar la orquesta de la quema en la pira del austericidio, y de la incompetencia de las instituciones (todas ellas en manos del PP). Pero curiosamente, en un archipiélago en el que el soberanismo político es minoritario y los movimientos a favor de la identidad son importantes pero no mayoritarios, la movilización social a favor del catalán -que es la lengua propia de Baleares y tiene el carácter de oficial junto al castellano- ha sido la novedad de estos últimos años.

El origen del conflicto
Las elecciones autonómicas que dan pie a la actual legislatura las gana, por una amplia mayoría absoluta, el PP encabezado por José Ramón Bauzá. Se produce así el cambio político y el anterior gobierno progresista es sustituido por un gobierno conservador cuyas características son: a) haber ganado las elecciones con un programa electoral demagógi-populista; b) tener una composición de derecha muy extremada y “sin complejos”; c) practicar un exacerbado nacionalismo español; d) desde el primer día es un gobierno que batalla por ser más liberal que nadie y compite con sus colegas de la península por ser los que más recortan los presupuestos de los servicios públicos básicos; e) es -y no se ocultan- un gobierno fuerte y autoritario con los débiles, y débil y servicial con los poderosos. No tienen complejos en reconocer que hacen leyes dictadas directamente por el lobby hotelero o no se recatan de retirar, en plena huelga de docentes, unos insuficientes impuestos llamados medioambientales ante la protesta empresarial, mientras que insultan a los maestros, maestras, profesores y profesoras huelguistas y a los padres y madres que, en su mayoría, apoyan la movilización verde de la escuela pública balear. Las protestas contra los recortes sanitarios se han moderado porque el poderosísimo sindicato médico forma parte sustancial de la base electoral del PP y se ha negociado su silencio.

Los ataques a la lengua catalana han sido, junto a los recortes sociales y los favores a los poderosos, constantes desde el inicio de esta legislatura a mediados del año 2011. Primero cerraron los medios de comunicación públicos en catalán, salvo la radio-televisión autonómica que fue castellanizada al máximo. Continuaron con la anulación de toda subvención pública –incluso con carácter retroactivo- al tejido asociativo civil, cultural y de medios de comunicación que promocionaba el uso normalizado del catalán. Después, cambiaron la ley para el acceso a la función pública y el catalán pasó de ser un “requisito” a ser únicamente un “mérito”. Todos estos atropellos a la lengua propia se hicieron rompiendo consensos políticos, sociales y científicos en torno a los instrumentos para progresar en la normalización social de la lengua catalana que, obviamente, está en una situación de desventaja ante la potencia mundial y de medios del castellano. Esta situación desembocó en una gigantesca manifestación (más de 50.000 personas en la isla de Mallorca que, proporcionalmente, es similar  a la que la que ha salido a las calles catalanas en las dos últimas Diadas del 11 de Setiembre). Esta manifestación, celebrada en marzo del año 2012, había sido precedida de un movimiento singular en todas las islas: miles y miles de personas exhibiendo en la cotidianidad un lazo hecho con la senyera (la bandera común de los pueblos de habla catalana). Jóvenes, mayores, profesores universitarios, amas de casa, senegaleses, latinos, magrebíes… lucen el lazo en la solapa, en el vestido, o en la chilaba. Lo hacen en el parlamento autonómico, en el colegio, en la oficina, en el taller, lo hace la pescadera… es una movilización muy sostenida, transversal, intergeneracional e interclasista. Y llega a la escuela: la inmensa mayoría de los claustros escolares de todas las islas deciden poner en las fachadas de los institutos y colegios enormes lazos con la senyera. La reacción del gobierno ha sido impulsar una ley para prohibir la presencia de los lazos reivindicativos en los centros escolares. Autoritarismo que ya se había puesto de manifiesto en la utilización de las fuerzas policiales para “proteger” a JR Bauza que, durante meses, fue recibido en todas sus visitas institucionales o de partido a los pueblos y ciudades de Mallorca con contundentes protestas de cientos de personas (unos peculiares escraches) al grito de “A Mallorca en català!” (¡En Mallorca en catalán!)

El conflicto
Con estos prolegómenos, se inicia la batalla crucial del nacionalismo… español neoconservador en Baleares: Acabar con la inmersión lingüística del catalán en la enseñanza, puesto que es un peligro para la unidad de España. La legislación de Baleares aún vigente, obliga tan sólo aplicar el llamado “decreto de mínimos”, es decir impartir el 50% de materias en catalán y el 50% en castellano. Luego cada centro puede optar, través de los mecanismos democráticos de su Consejo Escolar, por un proceso de inmersión lingüística en catalán, en las asignaturas no lingüísticas. En la casi totalidad de centros de titularidad pública y en la mayoría de centros concertados, fue finalmente la opción elegida. Sin ningún informe pedagógico que lo avale, con evaluaciones de los propios organismos oficiales del Govern que afirman que al acabar la escolarización obligatoria, los alumnos tienen los mismos conocimientos del castellano que del catalán, el gobierno de Bauzá, acusa a la inmersión lingüística, de ser la culpable del fracaso escolar en las Islas. El castellano hay que promocionarlo puesto que es la lengua de cohesión de la unidad nacional española. El programa electoral del PP es la coartada ideológica. Cualquier consideración pedagógica y de aplicación de la prudencia, queda relegada a la prioridad de conseguir la consigna política. La doctrina hay que imponerla, guste o no guste, por las buenas o por las malas. Incluso se provoca una sustitución en la Consejería de Educación (se cambia a un hombre de la derecha con algún complejo y vinculado profesionalmente a la educación por una mujer de la derecha sin complejos que profesionalmente es una API, agente de la propiedad inmobiliaria).

Se pone en marcha el Decreto de “Tratamiento Integral de Lenguas” (TIL) que pretende imponer que, en una escuela con sus recursos y plantillas diezmados, se den las clases en castellano, catalán e inglés al 33%. Ahora bien, si el 33% en inglés no se puede impartir, ese porcentaje se debe repartir entre el castellano y el catalán y la materia de religión nunca debe ser impartida en inglés (sic). Para dar clases en inglés, se exige al profesorado tan sólo un nivel B2, cuando la práctica pedagógica internacional exige como mínimo un C1. La cuestión no es de oportunidad pedagógica (nadie niega la conveniencia del aprendizaje de las tres lenguas), sino de debate y confrontación contra la intención evidente de arrinconar la lengua catalana, con el pretexto de potenciar el inglés. La apuesta es tan bestia que no se repara en despropósitos: ante la unanimidad de absolutamente todo el ámbito educativo (universidad, directores de centros escolares, inspectores educativos, personal docente, sindicatos, incluso ANPE -un sindicato de corte conservador y próximo al PP-, todas las asociaciones de padres y madres, incluso las de orientación católica, los sindicatos de estudiantes) el Gobierno no atiende ni tan siquiera la razonable propuesta de posponer la aplicación del TIL y pactar un calendario de aplicación que dé tiempo a formar al personal docente, asegurando el éxito pedagógico…
Por otra parte el Govern se enmienda a sí mismo y se embarulla en su propia normativa. El TIL permite acceder por una vía más autónoma, aunque más farragosa, a una cierta autonomía de interpretación de aplicación del decreto a los centros. Es el llamado artículo 20. La inmensa mayoría de centros públicos y concertados se acogen al mismo. El Secretario Autonómico de Educación, Cultura y Universidad (SAECU), emite unas instrucciones de dudosa legalidad, que recortan el ámbito de interpretación del decreto. Otra normativa interna de inspección educativa, recorta aún más el criterio de las instrucciones. Los centros siguen adelante con las decisiones de sus consejos escolares y el vacío legal sobre qué proyecto lingüístico se aplica en concreto en cada centro, está aún vigente en la mayoría de ellos en el comienzo de curso.
La apuesta es de tal órdago que cuando unos días antes de iniciarse el curso (y la huelga convocada), el Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares dicta una sentencia por la cual declara suspendido cautelarmente el calendario de aplicación del TIL advirtiendo literalmente que “el fin no justifica los medios”, el Gobierno reacciona con una medida insólitamente autoritaria: en dos horas hace un Decreto Ley para que el curso escolar se inicie sí o sí, con una regresión de la lengua propia en la escuela de Baleares, y con un riesgo cierto de incrementar el fracaso escolar y la desigualdad de oportunidades. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se pone el mismo calendario de aplicación que acaba de suspender el tribunal y se elimina ¡el artículo 20 del TIL!

La huelga indefinida
El conflicto lingüístico ha sido la gota que ha colmado el vaso de la comunidad educativa. Pero no es el único motivo de la huelga. Nadie mejor que los propios protagonistas de la lucha para explicar los motivos:
Porque con la excusa de la crisis pretenden acabar con la educación como servicio público de calidad y no lo podemos permitir.
 Porque el Gobierno balear está muy por encima de la media estatal en reducción de presupuesto para educación, lo que ha supuesto 1.000 docentes menos (8,3% de la plantilla), mientras que el número de alumnos no se ha reducido.
Porque el Govern Balear expedienta con suspensión cautelar de empleo y sueldo, a tres directores de instituto de Menorca, simplemente por aplicar la Ley, en defensa de la autonomía de decisión de su centro escolar, que había utilizado una posibilidad legal recogida en el artículo 20 del propio TIL, y que la Conselleria de educación, censura a través de un informe dudosamente legal de la alta inspección educativa.
Porque es un absurdo pedagógico implantar en el mismo año y a la vez, la enseñanza en lengua inglesa de asignaturas no lingüísticas en primero, tercero y quinto de primaria y en primero de ESO, sin que ni los profesores ni los alumnos, tengan los conocimientos previos necesarios para realizarlo.
¿En qué se traduce?
Menos posibilidades de tener profesores de apoyo, menos posibilidades de hacer desdoblamientos o agrupamientos flexibles, menos posibilidades de ofrecer asignaturas optativas o modalidades de bachillerato en institutos pequeños, el número de alumnos por aula es más elevado y el maestro-profesor no puede atenderlos de manera individualizada…
Porque el decreto de Tratamiento Integral de Lenguas (TIL) no se ha hecho por consenso, ni planificado, ni dotado con recursos y profesorado preparado. Los docentes consideramos importantísimo que los alumnos aprendan inglés pero sabemos que, así, no sólo no aprenderán sino que además aumentará el fracaso escolar.
Porque en momentos de grave crisis económica el Gobierno, en lugar de ayudar a las familias de los alumnos, no concede becas de transporte y de comedor efectivas, y no se convocan ni en tiempo ni en forma adecuada, ni se dota de presupuesto suficiente para hacer un buen programa de reutilización de libros.
Pero mientras tanto, ofrece 70.000 euros en subvenciones a las editoriales para que hagan libros en “balear”. [1]
Porque provocan que los alumnos con dificultades todavía tengan más, puesto que han recortado, con la excusa de la crisis, personal de Atención a la Diversidad, refuerzos y programas de apoyo (como el PROA).
Pero mientras tanto, han podido destinar 400.000 euros durante el curso pasado a concertar escuelas privadas del Opus Dei que, además, separan a los niños por sexo.
Y porque nos han pisado de manera insistente y repetida, como a la mayoría de trabajadores, nuestros derechos laborales y nuestra dignidad.”

Durante el verano los enseñantes han tenido unas vacaciones muy especiales: Los sindicatos bullen y cuaja un movimiento asambleario (la Assamblea de Docents http://assembleadocentsib.blogspot.com.es/  ), la Plataforma Crida per una Educació Publica de Qualitat (http://plataformacrida.blogspot.com/) y la Coordinadora de Professorat Preocupat (http://preocupasoseducacio.blogspot.com.es) tienen una actividad frenética. Empieza el curso el 13 de setiembre y las escuelas se tiñen de verde con docentes y familias informando de la decisión de la comunidad educativa de ir a la huelga indefinida. El lunes 16 de setiembre las aulas están vacías, y a pesar de unos servicios mínimos del 30% decretados manu militari, la huelga ha triunfado. Fue emocionante observar a un grupo de madres magrebíes portando una pancarta a la puerta del cole que decía “GRIEZ par une éducation publique de qualité” y otras en árabe, dando prueba de la multiculturalidad del conflicto y de que el catalán es también lengua de unión y cohesión social de los inmigrantes. 
Cuando escribimos esto estamos es la cuarta jornada de huelga. Sigue con gran participación y crece la simpatía ciudadana hacia los docentes. La Rebelión Verde se empodera. Las decisiones se toman en asamblea. La unidad sindical es total. Se convoca al conjunto de la sociedad a una gran manifestación el domingo 29 de setiembre (dense cuenta de los ánimos de prolongación de la lucha a pesar del fuerte desgate y coste económico a que acarrea). Ni el presidente del gobierno ni la consejera de educación se atreven a ir al acto oficial de inicio del curso universitario, que se convierte en una gran manifestación de solidaridad con la huelga indefinida.

Conclusiones muy provisionales
Somos incapaces de predecir cómo acabará este conflicto, pero sí creemos poder asegurar que nada será igual: La conciencia ciudadana a favor de lo público, la repolitización de la vida social, la autoestima de los maestros y profesores, el empoderamiento del pueblo, la lucha contra la austeridad autoritaria, habrán ganado muchos puntos, acabe como acabe la huelga. La defensa de los rasgos nacionales de las Islas Baleares habrá ganado muchas conciencia (no es extraño que, en este contexto, el proceso de transición nacional de Cataluña se vea con grandes simpatías por un creciente número de isleños e isleñas).
Dicho lo dicho, no ocultamos –suponemos que no habrá pasado desapercibido- nuestro deseo de una victoria de nuestros docentes: sabemos que cuando luchan están también enseñando. En esas estamos. No podemos perder por falta de solidaridad. Esta es una de las cajas de resistencia a las que pueden contribuir: 2056-0009-74-4102003418.

Nota: [1] Una argucia acientífica  que pretende negar la unidad de la lengua catalana.  Es igual que si, pongamos por caso,  los andaluces dijeran que no hablan  castellano sino andaluz o los argentinos renegaran del castellano y apoyasen institucionalmente  que en sus escuelas sólo se enseñara en las modalidades argentinas y se renegara de la lengua castellana estandarizada.
Rafael Borràs Ensenyat  (Mallorca) fue secretario general de la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CCOO de Balears y miembro de la Comisión Ejecutiva de la CS de CCOO de les Illes Balears. Actualmente trabaja como coordinador de programas de la Fundación Gadeso y es miembro del Ateneu Pere Mascaró. Marián Suárez Ferreiro (Ibiza) fue Directora Insular del Servicio de Empleo de las Islas Baleares y Diputada en el Parlamento de las Islas Baleares (2007-11). Es miembro del Ateneu Pere Mascaró y profesora de secundaria. Josep Valero González (Mallorca) es miembro de la Junta Directiva de FAPA Mallorca  (Federación de Asociaciones de padres y madres de Alumnos). Miembro del Ateneu Pere Mascaró. Josep Foguet Coll (Menorca) es docente. Miembro de l'Ateneu Pere Mascaró.



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