És estiu (un altre
estiu). El món no acaba de deixondir-se d'un mundial de futbol (un altre mundial).
Els països anomenats BRICS (el Brasil, Rússia, l'Índia, la Xina i Sud-àfrica)
acorden constituir el Banc de Desenvolupament com a alternativa al FMI (una
altra suposada alternativa per fer les coses millor quan el que cal és
fer altres coses). El planeta gira i
gira, l'escalfament global avança adequadament i les desigualtats també. I dintre de la rutina estiuenca, la guerra d'Ucraïna
ja té víctimes europees i sembla despertar algun interès de les elits
burocràcies de la UE... i Israel llança una ofensiva sobre la Franja de
Gaza (una altra ofensiva, i van...) El pretext israelià (un altre pretext) no
justifica els atacs contra la població civil de Gaza. No n'hi ha ni mitja de
justificació. Una altra vegada cal parlar del genocidi del poble palestí.
L'ofensiva de
l'estiu 2014 acabarà, i els focus mediàtics s'apagaran. Serà un téntol fins a
la pròxima barbaritat. Mentrestant les condicions del malviure a la Franja de
Gaza s'agreujaran. Sembla impossible malviure en una situació pitjor a la
relatada pel director d'operacions de UNRWA a Gaza, Rober Turner, en aquest article. Però la crueltat,
el cinisme i el menfotisme de l'anomenada “comunitat internacional” envers als
paries gazatins, no té límit.
No volia escriure
en el Babord de El Periscopi estiuenc d'aquest tema. Estic fart i
fastigiat! Potser hi hagi nous elements geoestratègics. És evident que el
discurs d' Obama en el Cairo ha quedat en un no-res, i que als EUA s'han
imposat (un altre pic) els lobbys sionistes capitanejats per Hillary Clinton.
No tinc ni idea de quin serà rol en aquella zona del món de la nova dictadura
egípcia (d'una altra dictadura). D'un dictador sostingut pels EUA (Mubarak)
s'ha passat a un altre (Al-Sissi) finançat i sostingut per les Monarquies
Petrolieres del Golf Pèrsic. Potser alguna cosa, encara molt
minoritàriament, es mogui a l'esquerra política israeliana. Del que
no hi ha dubte és que aquest tornem-hi, torna-hi a la deshumanització tuitejada
(la foto que acompanya aquestes línies és d'una piulada) absolutament fastigós.
M'importa un rave les enrevessades claus del “conflicte” i dels seus
orígens. El que importa és el present sagnant.
Escric aquestes
línies a desgana. Ho faig perquè m'he
sentit èticament i moralment obligat a fer-ho. Però no crec que tingui res
original a dir. Per a consol meu, em tem que no sóc l'únic que no té coses
noves a dir. N'hi ha, però, que ho saben dir molt millor.
Mirin el que escriu el gran Eduardo Galeano:
“Para justificarse,
el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas.
Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar
con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los
palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin
permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni
siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben
votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera
sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006.
Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en
las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su
mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La
democracia es un lujo que no todos merecen.
Son hijos de la
impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en
Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido
palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla
de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la
existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz
guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia
de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del
mapa.
Los colonos
invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas
sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga
ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera
Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada
una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y
los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad
que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío
sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
Israel es el país
que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones
Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el
que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha
legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar
todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando
la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear
impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera
podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto
implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la
potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
El ejército
israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por
error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según
el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños
colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la
tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está
ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre,
siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un
israelí. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios
masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale
tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que
son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia
nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada
comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes,
banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados
Unidos se ponen cuando hacen teatro? Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía
mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos
vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas
ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad. Ante la tragedia de Gaza, los
países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos
se frotan las manos. La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad,
derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada
maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero
desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los
palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas.
Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.”
No és un article de
la setmana passada. És de l'any 2012!
Vergonya, humanitat, vergonya...
Publicat
a El Periscopi ((21-VII-2014)
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