A propósito
del último libro de Ernest Cañada
(Publicat originalment a Sin Permiso)
I.- A modo de introducción
Dice Josep Fontana que “en
apariencia, por lo menos, el sistema capitalista parece consolidado en su
variante depredadora actual, gracias a que la propia crisis ha contribuido a
que se acepten, incluso, sus métodos más abusivos”[1].
El profesor de historiadores e historiadoras, y referente de tantos y tantas
activistas sociales, se refiere a los métodos de explotación sin piedad del
planeta que practica el capitalismo extractivo, pero es perfectamente aplicable
a los métodos más abusivos de extracción de derechos laborales.
Ni que decir tiene que para Fontana
la aceptación de estos métodos abusivos es por parte del capitalismo que ha
impuesto su pensamiento único neoliberal, de las elites que criminalizan
cualquier disidencia, de la clase política que anatemiza de raíz todo
pensamiento disidente, con la teología del mercado como único actor legítimo en
materia de economía y sociedad. Pero, mal les pese, el fin de la historia no es
más que una estupidez pronosticada por el neoliberalismo.
Frente a los métodos abusivos del capitalismo europeo de estos primeros
años del siglo XXI, se levantan resistencias, movilizaciones, alternativas,
batallas (algunas ganadas y otras perdidas)… El caso es que en el Reino de
España percibo -y me consta que no es nada personal- un gran orgullo al ser
tratado de radical, y cada vez nos parecen más dignas las luchas y
movilizaciones sociales y sindicales que son tachadas como tales. Las
resistencias de hoy son, querámoslo o no, resistencias radicales ¿Por qué? Pues,
entre otras cosas, porque “una revolución
radical sólo puede ser una revolución de necesidades radicales”[2].
En la actual fase de lo que se ha denominado Gran Recesión[3]
para las víctimas de la crisis (una gran parte de la población empobrecida),
las necesidades siguen siendo radicales. Entre otras: trabajo decente, salarios
suficientes, vivienda digna, ausencia de pobreza… En definitiva, la necesidad
radical de no seguir empobreciéndose, tengan o no trabajo remunerado.
El nuevo libro de Ernest Cañada “Externalización del trabajo en hoteles.
Impactos en los departamentos de pisos”[4],
publicado en línea por Alba Sud en su Colección Turismo, es un descarnado
relato de los métodos más abusivos del capitalismo hotelero, y de sus
consecuencias sobre las espaldas de las víctimas de estos métodos de explotación
laboral. No obstante, en mi opinión, lo más relevante de este libro es que nos
ilustra sobre -a pesar de las dificultades- la capacidad de resistencia y de organización y movilización
sindical de las trabajadoras de los departamentos de pisos, de algunas batallas
ganadas, y también de alguna batalla de discutible y controvertido resultado,
como es el caso del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de la cadena
hotelera NH.
Ernest Cañada, como ya hizo en su anterior libro “Las que limpian los
hoteles. Historias ocultas de precariedad laboral”[5],
nos describe los impactos de este método de gestión empresarial
turbocapitalista dando la palabra a las víctimas de tales impactos, es decir, a
las camareras de pisos, y a gente con conocimientos en relación a la problemática:
sobre todo, sindicalistas, pero también alguna trabajadora social, y algún empresario,
inspector de trabajo, y médico. En la introducción ya se nos advierte que “el análisis se ha centrado fundamentalmente
en la experiencia y percepción de las trabajadoras y trabajadores del sector,
así como en la respuesta que se ha generado en el ámbito sindical, y entre
algunas asociaciones de carácter profesional que han cuestionado su idoneidad en
el sector hotelero”.
En cualquier caso, me parece imprescindible reseñar que Ernest Cañada, con
esta publicación, vuelve a dar ejemplo de compromiso y rigor, y de una
capacidad divulgativa impresionante. El turbocapitalismo, en general, y el
hotelero en particular, no tolera con agrado que se visualicen sus métodos más
abusivos de explotación laboral y medioambiental. En este sentido, la
publicación de este libro es una valiente muestra de resistencia frente a la
dictadura del pensamiento único de las elites neoliberales. Por esto, y tantas
cosas, gracias Ernest!
II.- Activación de “Terminators[6] de
derechos laborales”
Las externalizaciones se suelen presentar por buena parte del mainstream académico y del establishment de los métodos de
organización empresarial como un modelo de gestión -el “outsourcing”- política e ideológicamente neutro.
Nada más lejos de la realidad, como señala Cañada: “La reforma laboral de 2012 en España favoreció la prevalencia de los
convenios de empresa sobre los convenios colectivos sectoriales. En el sector
hotelero esto se ha traducido en un incremento de los procesos de
externalización y subcontratación de determinados departamentos, especialmente
el de pisos. Gracias a este cambio normativo en numerosos hoteles se ha
sustituido el personal contratado de forma directa por empresas de
multiservicios”. Es decir, la extensión e intensidad actual del fenómeno de
las externalizaciones en España es provocado por una decisión política -la
última reforma laboral- que, al debilitar el Convenio Colectivo Sectorial,
provoca que, como auténticos “Terminators de derechos laborales”, se active una
proliferación nunca vista de empresas de multiservicios.
Pero, el origen y los impactos de la externalización y del auge de las
empresas multiservicios tiene también causas ideológicas. Por una parte, al
favorecer el convenio de empresa y minusvalorar el de sector se consigue uno de
los fines ideológicos más queridos por los y las neoliberales: el debilitamiento
del sindicalismo. Por otra parte, en este asunto colisiona el derecho
constitucionalizado a la “libre empresa” con los también constitucionalizados
derechos al trabajo y a una remuneración suficiente. En la práctica, las
instituciones estatales del Reino de España han hecho una opción ideológica a
favor de las empresas. Para profundizar en esta visión del asunto -y teniendo
en cuenta que este texto no tiene ninguna pretensión de análisis jurídico de la
externalización y de sus posibles alternativas- recomiendo a las personas
interesadas en este debate la lectura del texto del Magistrado del Tribunal
Superior de Justicia de Cataluña, Miquel A. Falguera i Baró, titulado “La externalización y sus limitaciones”[7].
En definitiva, estamos ante un texto -el de Cañada- que nos relata la
trasformación de unas empresas -las multiservicios-, originariamente pensadas
para la prestación de “servicios a las empresas”, en empresas trituradoras de
derechos laborales y los efectos que esta trasformación tiene sobre las
trabajadoras que limpian los hoteles. Sí, sobre “las” porque aunque “en 2014 se estimaba que el 30% de los
trabajadores del sector hotelero en España habían sido ya externalizados y que
para 2016 alcanzarían un 60”[8],
la feminización es evidente en la externalización de mano de obra en los
hoteles españoles.
III.- “Trabajar más y ganar menos”
El hoy delincuente convicto, Gerardo Díaz Ferrán, dijo, en octubre de 2010,
mientras simultaneaba la presidencia de la gran patronal española CEOE con sus
estafas empresariales y negocios delictivos, que la única manera para salir de
la crisis era "trabajando más y
ganando menos"[9].
Es, sin duda, una frase icónica que justifica que nos refiramos a la crisis
como lo que verdaderamente es: una crisis-estafa.
Lo cierto y seguro es que la frase fue profética, y la externalización vía
empresa multiservicios ha sido muy importante para que ello fuera así. Dos
ejemplos contenidos en el libro de Ernesto Cañada que justifican esta
afirmación son los siguientes: “Pagan por
habitación hecha. De 1,13 a 2,50 euros lo máximo, la que gana 2,50 es una
privilegiada” (página 90) afirma una camarera de pisos de Sevilla. Otra, en
este caso de Cambrils (Catalunya), nos cuenta que “Hay veces que trabajamos 7 días seguidos, y hasta 10. Nos tratan como
animales, es un régimen de esclavitud absoluta. Tu vida se queda ahí, en el
hotel” (página 108).
IV.- La mutación del
“derecho del trabajo” en “derecho del empleo”
No obstante, conviene no olvidar que, con estos “métodos más abusivos”, se
consigue bastantes más cosas que la pérdida de derechos sociales, laborales y
salariales. Se me ocurren al menos las siguientes:
1. Propicia
el fraude laboral que, en el contexto de una Inspección de Trabajo y Seguridad
Social con recursos materiales y humanos insuficientes[10],
provoca una gran impunidad, incluso en el cumplimiento de la laxa legalidad
laboral: “La cesión ilegal de
trabajadores tiene una serie de parámetros que te permiten identificarla.
Principalmente que las camareras de pisos estén bajo las órdenes de una
gobernanta contratada por el hotel. Eso ya es un indicio más que suficiente
para considerar que hay cesión ilegal de trabajadores. O, por ejemplo, cuando
la empresa de servicios sólo pone a disposición del hotel a las trabajadoras
para limpiar con unos uniformes y nada más, sin productos de limpieza, ni
carritos, ni nada. Atiende a la petición de personal que hace el hotel y se
limita a enviarlo. En el sector, la inspección de trabajo ha declarado cesiones
ilegales con frecuencia y ha provocado que las empresas de servicios afinen en
el modo en que prestan el trabajo” (Inspector de Trabajo, página 57).
2.
Para
quien los padece, tienen unos efectos psicosociales brutales: “Es un abismo pasar de estar contratada por
el hotel a estar contratada por una agencia multiservicios. Como te hacen
contrato por finalización de obra y servicio, pues tú terminas el día y te
dices: hoy he trabajado, mañana ya no lo sé” (Camarera de pisos, página
104).
3.
En
algunos casos, estos efectos psicosociales llegan a extremos próximos a lo
contrario de las políticas laborales que podríamos englobar bajo el nombre
genérico de making work pay[11]:
“Yo ya ha llegado un momento en que, con
estas condiciones ya no quiero trabajar, es que me va la vida en ello”
(Camarera de pisos y subgobernanta, página 80).
4.
Con
todo, la repercusión de mayor calado estratégico es el incremento de la ya, en
un marco laboral de turbo precariedad, importante dificultad de organización
sindical. En este sentido, son particularmente ilustrativas las siguientes palabras:
“La gran rentabilidad que le da la
externalización es que desmorona a la clase, a la familia de los trabajadores y
trabajadoras de un hotel. Por encima del salario, está el aislamiento de las
trabajadoras de un departamento como el de pisos que, claramente, estaban dando
la talla. Bien por sus condiciones de trabajo, porque es el grupo más numeroso,
o por lo que fuera, pero las camareras de pisos estaban adquiriendo fuerza y en
todos los comités de empresa ya estaban presentes, cuando antes no había ni una
en los comités de empresa” (Pepi García Lupiáñez, camarera de pisos y
sindicalista de CCOO, página 146).
En definitiva, el libro “Externalización
del trabajo en hoteles. Impactos en los departamentos de pisos” es una obra
imprescindible para entender e interpretar, desde la perspectiva de las
trabajadoras, la transformación del concepto de Derecho del Trabajo (con su
carácter tuitivo o de protección de la parte débil del conflicto
capital-trabajo), en el neoliberal concepto de Derecho del Empleo (con su pérdida
de garantía de inclusión social del trabajo remunerado, la extensión de la
pobreza laboral, las malas experiencias laborales iniciales[12],
el reforzamiento del poder unilateral empresarial en el seno de la empresa, y
la inseguridad de entrada, permanencia y salida del mercado laboral). Por
decirlo en palabras del catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de
Barcelona, Joan Subirats, la protección que otorgaba el Derecho al Trabajo ha
devenido en todo lo contrario: Los trabajadores y trabajadoras forman ahora
parte de los “Desprotegidos”[13].
V.- Para concluir: Dudas y certezas
El libro de Ernest Cañada acaba con esta reflexión: “El problema no está solo
en malas prácticas particulares, sobre las que es necesario actuar, si no en un
modelo de gestión laboral que se fundamenta en la precarización del empleo
turístico. Sociedades que se pretendan democráticas y a la vez tan dependientes
del turismo como la española es algo que no se pueden permitir. La apuesta por
un turismo de calidad y sostenible no es posible sin la defensa de un trabajo
decente”. A partir de ahí y de lo que antecede, creo pertinente compartir
al menos las siguientes dudas:
a.
El
Congreso de los Diputados de España ha aprobado recientemente la toma en
consideración de la propuesta de modificación del art. 42 del Estatuto de los
Trabajadores para garantizar la igualdad en las condiciones laborales de los
trabajadores subcontratados y las trabajadoras subcontratadas. No es una mala
iniciativa, pero, ¿Servirá para detener el deterioro de las relaciones laborales?
Pienso que no porque, además de las insuficiencias concretas de la proposición[14],
la clave está en revertir el guión de unas políticas laborales desposeedoras de
derechos individuales y colectivos, como por ejemplo, los de sindicación y
huelga. En esta dirección, la derogación de las Reformas Laborales de 2010 y
2012 es fundamental.
b.
La
reversión del guion neoliberal exige desterrar las soluciones basadas en el
“mal menor”. Por tanto, en el caso concreto de la subcontratación en los
hoteles, ¿Se habrá aprendido la lección para no repetir errores como el Expediente
de Regulación de Empleo (ERE) de la cadena hotelera NH? Y, desde un perspectiva
más global, ¿Asumirán los sindicatos que hay que reequilibrar institucional y
radicalmente la correlación de fuerzas negociadoras entre patronos y trabajadores/as?
Dicho más a las claras: ¿Se asumirá sindicalmente la propuesta de una Renta
Básica[15]
que, por su carácter incondicional, garantice de verdad la libertad material de
todo el mundo? O dicho aún más claramente, hasta cuándo los grandes sindicatos españoles
ignoraran que la falta de libertad material provoca infinidad de situaciones como
la narrada en la página 144 de libro objeto de comentario: “Sabemos que hay mucho miedo, y mucha
necesidad, y cuando llega la inspección de trabajo la mayoría no quieren
hacerse notar por no perder su puesto de trabajo. Por eso yo les digo que ese
miedo es de donde se agarran los empresarios, para seguir explotando como quieren,
porque se lo estamos permitiendo”.
El capítulo de las certezas es más conciso: Por una parte, tengo la certeza
de que hay que leer el libro “Externalización
del trabajo en hoteles. Impactos en los departamentos de pisos”. Otra
certeza es que Ernest Cañada y yo compartimos bastantes cosas, entre las
cuales, al parecer, está la lectura de David Harvey. Ernest inicia su texto con
una cita suya, y yo cerraré este comentario con otra cita del geógrafo marxista
que contextualiza la desposesión de derechos, y la lógica de la subcontratación
a través de empresas de multiservicio. Dice Harvey: “La crisis es un golpe de Estado que distribuye la riqueza hacia arriba”[16].
[1] Josep Fontana. “El futuro es un país
extraño. Una reflexión sobre la crisis social de comienzos del siglo XXI”.
Editorial Pasado & Presente (2013).
[2] Karl Marx "Contribución a la crítica
de la filosofía del derecho de Hegel". Editorial Claridad, Buenos Aires,
Quinta edición, agosto de 1968.
[3] La crisis-estafa que se inició en
2007-2008 y que, al menos en sus efectos para la población no estrictamente rica,
aún persiste.
[7] Disponible en línea aquí: http://theparapanda.blogspot.com.es/2016/01/la-externalizacion-y-sus-limitaciones.html
[8] Página 55 del libro que se comenta.
[9] Ver como ejemplo de la repercusión en
prensa de las palabras del ex dirigente empresarial:
[10] La Inspección de Trabajo y Seguridad
Social no cumple los criterios de la OIT sobre ratios de Inspector/a y Controlador/a
laboral por número de trabajadores/as.
[11] Es de difícil traducción al castellano en
una sola expresión. Podría ser algo parecido a “hacer que el trabajo compense”.
[12] Causa no desdeñable del gran desempleo
juvenil y de la existencia de un creciente colectivo de jóvenes ni-ni (ni
trabajan ni estudian).
[13] En este artículo se hace referencia al
compacto de “Desprotegidos”:
[14] Un texto interesante sobre las
insuficiencias de la propuesta se puede leer aquí:
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